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sábado, 19 de agosto de 2006

Ojos Negros

Poco a poco se me pierden las historias, y no cordino el instante aquel en el que la memoria aparece, la inspiración me falta pero no es necesaria cuando se recurre a los laberintos de la mente en calendarios marcados y botados al olvido. Fue en una feria de esas que hacían en la universidad, al stand justo ella llegó y creo que la mirada no nos quitamos de encima, desde ese instante me invadio el pensamiento y en ves de integrales la reemplaze con esa imagen que no pude guardar, no necesite semejante cambio tanto tiempo porque entonces, si por si acaso ella no se dio cuenta, la perseguí por los callejones donde caen guayabas y salen pfus, si sin lugar a dudas la u era otra, pero no importa, la protagonista es ella, creo dos compañeros de esos de la vida me acompañaron en mi aventura de no solo seguirla en ese extremo de la ciudad sino hasta el otro, por fín coincidimos en la zona refrescante y la mirada aún permanecía. Desde ese instante supe que sus ojos negros indicaban martirio eterno y piel de hielo, 5 segundos después al presentarnos y confesarle la aventura del seguimiento lo comprobé. La historia que siguió después y que vendría a continuación, esta plasmada por planos adyacentes, cotas negativas y sólidos tridimensionales. Seguro ella tampoco, ahora toda ejecutiva y hasta vendiendo carros, no lo sabe pero nos enredamos mutuamente, piel de fuego. Ella entonces que yo veía como una niña bien dejó de serlo, se volvió revolucionaría y hasta más, nos acostabamos en el prado y nos falto volar para probarlo. Dicen años después que simplemente la que me enredó fue ella, porque al final terminó en un sanatorio, con un piercing en la lengua y en la ceja, labios y uñas oscuras y su mania del tinto con el cigarrillo. Olía a cigarrillo. Esa noche en vez de estudiar se apoderó de mi y después no pude entenderla. Pasamos por novios para su mama, por amor eterno para mí, por prematura para mis compañeros, por preciosa para mi pensamiento, y por personas de esas con las que uno se encuentra una sola vez. La guerra aún no ha terminado, por eso será que no pude tomarte en mis brazos y hacerte el amor, aunque aún quedan brazos y aún queda amor. Después del sanatorio, mental, perdí su rastro y me dejó su música, su vestido de cristal y la chispa adecuada para seguir. Confundí el juego con el fuego, seguro que a ella olvidarme le dio igual, yo después encontré mi rumbo pero gracias a ella inventé mi traje de cristal, para defenderme de amores que matan, niñas que se persiguen y recuerdos, que a la verdad, no nos dan nada. Y aunque yo era el que el enseñaba ella me enseño lo fácil, lo directo y lo oscuro que uno puede ser cuando las guitarras se rasgan y el corazón se parte en pedacitos, no es necesario querer ni pensar en el querer. En su mundo me ignoraba pero todo consistía en que yo mismo me ignoraba. Algo así. Esperaré que algún día se acabe la guerra. Me enseñaste a ser eternamente Libre y viviré en tu libertad.

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