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martes, 31 de octubre de 2006

Demasiadas Confesiones


Entonces decidí convertir aquella rabia en pura tristeza y la única manera era aceptar con despojamiento mi destino, uno que pocos hombres lo tienen ya: el de romántico desgraciado. Mi única acción de los días siguientes no sería otra cosa que pensarla y lamentarme y a todas esas iría convenciendome de mi singularidad y grandeza.
(Andres Caicedo, El pretendiente)


El sol entraba a borbotones por mi ventana y como siempre me despertó el calor y el cantar de los pájaros que viven libres. Me acostumbré a levantarme con el sol y dejar que las primeras horas del día llenen de luz el día que comienza. No importo el trasnocho. Lo único sin embargo quería borrar era esas rejas, como si vivieramos en carceles... pero ni modo. Sin embargo el sol resplandeciente fue el testigo de que en el fondo seguía hablando contigo por el msn. Fueron demasiadas confesiones pero en el fondo de eso se trataba, excusame, estoy un poco logo. confesiones necesarias porque lo que se siente se dice, mejor real y para nada virtual, digo, dejame que te vea, vamos a hablar de tu y yo y lo que nos paso esa madrugada. Confesiones que tal vez no son demasiadas porque en esta historia sin ilusiones, con calidad y menos cantidad no caben cosas para describir lo que se siente, no es demasiado, mejor dicho son demasiadas confesiones por venir, por hacer y sobre todo por entender, digo, supongo. Me veo tan tonto, debo parecerlo por lo menos. Los asuntos del día me llevaban a mas y mas preguntas para cuestionarios requeridos, para preguntas que contestas y que me encanta hacertelas. Es llover sobre mojado, pero te soñe y te pensé y entre mis sueños me extravíe. Seguiré el camino que me lleva a tu boca.

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