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lunes, 27 de noviembre de 2006

Bogotá Sunday Origin

No me acompañaste pero igual fuí. Como lo disfrutarias, no solo por lo extraño, por lo diferente a tu rutina, vida sino principalmente es tu misma esencia, la misma que llevamos todos dentro y con la que nos tocó nacer. Sentí el vacío cuando el ascensor subio del piso 1 al 34 en un solo arranque, desde arriba la vista es mejor que la cotidiana, se siente un poco mas las estrellas y no es slogan de publicidad, debí haberte insistido, la ciudad se extiende en límites impensables y se huye del ruido, un poco de la contaminación y mucho del strees de la capital, debi haber mostrado otra cara; las escaleras que llevan al mirador son como un pasaje de nuestra historia, de nuestra memoria y de nuestras ganas malicia indigena de querer llegar un poco más alto. De bajada el vacío fue igual y de nuevo volví a esa ciudad que me encanta, a las familias de domingo disfrutando de lo gratis, de lo público de lo natural, miles esforzandose por vender reliquias de tiempos mejores, sonrisa y ojos que no dejan de expresar tu estado de animo, seguridad ciudadana y por favor no me le tomas fotos a palacio, reliquias de otro tiempo e indicaciones para que todo salga bien, un amigo de hace 10 años más famoso de lo que el mismo tal vez alguna vez soñó, ojalá que tu nombre se le olvide a esa voz, caminar, ir y volver, el helado de 800 cuando la tarde se apaga, la rockola humana o el brujo leyendo el tarot bajo una carpa de polietileno verde, el funicular que sube y baja y yo que no dejo de escribirte, que necesidad esta de explicarme lo que ya todos me han dicho, que terquedad de ser el mismo y evitar cuestiones innecesarias en materias ya perdidas, nadie nos entiende, nos admiran de lejos y solo nosotros tenemos la misión de creer en nosotros, de entender nuestro pasado y forjar nuestro presente. Me falta conocer mucho, me falta olvidarte y me falta volver a aquel lugar para empezar de nuevo.

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