Me fuí sin despedirme pero con la promesa de volver. Deje atrás eso y espero encontrar lo otro, el resto, lo que me falta, lo que necesito y lo que me ayude para seguir. Los tiempos idos pues ya se fueron. Espero volver pero bajo otro nombre, bajo esta nueva aKtitud y nunca pero nunca jamás olvidando de donde soy. El sol nos acompaño por todo el camino mientras iluminaba las montañas de tierra rojiza que me vieron crecer, donde se comen hormigas y uno se marea en el camino de tanto pensarlo. La arepa, el arequipe y la guabina santandereana porque no. Más allá el camino ya se vuelve más recto mostrando como un solo objetivo, la capital, la gran urbe, la que te aplasta y en la que te sientes uno más, uno más del monton pero con la frente en alto y con los sueños más cerquita de las estrellas. Parece gracias a Dios hay un angel que viaja entre estos destinos, un angel que me ayudará en esta ciudad que a veces asusta, que carcome los huesos del frio, pero que nunca, nunca jamás te permite dar un paso atrás, como nosotros los santandereanos. Y pues mientras me aguantó las ganas y espero encontrarte, espero que por allá todo bien y todos bien, se que es un paso necesario y ellos tambien lo saben.
Lo mejor de todo es que ese angelito es más guapa que cualquiera. Te doy mis sueños, no los que ya se fueron sino los que vendrán. Y si como no tal vez tu eres la princesa guane de mis caminos perdidos, o por lo menos tenemos nuestras raices guanes para construir un arbol de felicidad. Y si otra vez, pero nada me da, que tiene la noche, que tiene bogota.... unos labios rojos esperando que los beses. Pasame a buscar y no me olvides.
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