A mi me va a dar algo

La novia baja de su camioneta cuatro por cuatro convertida en carroza nupcial o fúnebre según la necesidad del caso, ha sido adornada esta vez con cintas tornasoladas y flores de mentiras; la plaza mientras tanto está vacía y cerrada al público, en un acto de desesperación ordena que la abran solo para ella, es importante no entrar por la puerta de atrás. En dirección contraria desde la otra esquina avanza Maria Soledad, lleva una falda corta de jean, no usa ropa interior y unas medias muy largas para evitar el frio y los malos pensamientos, va cantando una canción de cuna con la excusa de que algún día lo necesitará, pero esta vez nadie la voltea a ver, no hay nadie que la mire, no hay nadie a quien pueda enloquecer. El sacerdote mira la plaza vacía y a los uniformados que la protegen a través de la reja en el último ventanal de la torre del campanario; minutos más tarde tocará las campanas que anuncian una nueva epoca, el fin de los días, y bajará corriendo para llegar a tiempo a su púlpito, hoy tampoco hay nadie en la iglesia, solo una novia esperando a su principe azul en la entrada principal y la imagen borrosa de una niña perversa que corre en dirección supone a su salvación. La vida de ellos tres nunca coincidirá, nunca se encontraran, minutos después el padre en un ataque de desesperación jamás recordado confunde el verde con el rojo, se lo advirtieron no los debía mezclar, e incendia su iglesia y sus pocas ganas de continuar con ella, y al fin y al cabo la culpa es de ella, la novia posteriormente identificada como alicia se desploma justo debajo del arco principal, su corazón entiende que el jamás va a llegar. Maria Soledad es herida profundamente por un francotirador quien apostado en la casa de gobierno debe disparar su única flecha de cupido para evitar una nueva noche solo en aquel pueblo perdido.
3 navidades. Nunca debímos dejar de haber visto Imagine.