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sábado, 24 de enero de 2009

Yo se que te la sabes

¿Te acuerdas, compramos una sombrilla....? Después del río, mas si es negro revoltoso y lejano puede oler diferente, puedes pasar el puente y mirar a la montaña descolgándote de emoción, podemos ir a la plaza y montarnos en un tren, podríamos contárselo a todo el mundo, afuera todos cantan la canción que impone la propaganda, como olvidar el encaje rojo sobre o con chocolate y el arequipe ¿se acabó?. Las 5 era la mejor hora, no solo para salir, también para llegar y sobre todo para venirse. En el medio de todo sigues aquí a mi lado y en frente la señora mira sin rumbo se estrella con nuestros vientres deseosos vuelve y sube la pupila, se concentra, muere se levanta y vuelve a morir, se aplica pestañina, y así sucesivamente para siempre o hasta su destino final que es lo mismo repite la operación cuidadosamente, se ensimisma, se auto entiende, no protesta, no importa ya su rostro desdibujado, la foto prohibida, los km en el medio, no podemos ver el final, le damos vueltas al globo, pedimos un postre, nos volvemos a mojar, en algún instante cumplirá su misión, corrías la escalera y la pegabas a la pared que no da a ningún lado fumabas un rato, me pareció verte en alguna playa, me pareció leer tantos besos, me saboree esa ecuación, pedimos en la esquina de aquella calle verde baño antiguo rojo sillas espaldar alto vino tinto sudor terraza eléctrica mil motivos y versos volando preciosa delicia suficiente razón nuevas percepciones flamencos en la ventana baños peligrosos, nos cogimos de la mano y sin mirarnos ni cuestionarnos ni delatarnos ni asombrarnos nos cantamos en silencio para querernos siempre.