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domingo, 4 de octubre de 2009

Hasta siempre

LLovió toda la noche. Desde el fin hasta el comienzo.
Llovieron pedazos, corazones, y comida chatarra por pedazos.
Había un perrito perdido y solo cruzando la gran avenida que me
recuerda viajes inolvidables de tiempos presentes y felices, no
sabía que hacer, estaba solo, sin ayuda, decidió entrar a la estación
más cercana para ver si alguién lo reconocía, no podía hablar,
solo mirar tiernamente y esperar.
Muchos kilometros lejos de ahí una pareja de novios se sentaba
a esperar un comida romántica en la silla fria y oscura de la 13;
habían llegado a tiempo, estaban felices, el destino les puso una
prueba de la que pudieron salir, el cuchillo en el cuello de ella,
la desigualdad de este país, el susto de el, la desesperación del
gamin, la gente inconsciente mirando, y en el fondo sin nada poder
hacer, 5 segundos de infarto, pudieron comer felices luego fueron
a celebrar y al final se siguieron queriendo como antes, ya ni siquiera
la muerte los derrotaría.
Es hora de irme. Es hora de esperarte.
Hasta cuando pregunto ella. Hasta siempre.