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domingo, 18 de octubre de 2009

La torta que viajo kms

Sintío las miradas extrañas incluso cuando se montó a Transmilenio. Era un viernes de aquellos, de muchos y solo asomaba en su alma la sonrisa eterna de enamorado perdido y desdichado que hacia lo que el pensaba que a ella le gustaba.
La señora que se sentó a su lado, se lo advirtió desde que se sentó a su lado, no iba a poder dormir en toda la noche, el la había reconocido minutos antes con su pinta rola high class e hija adolescente cansona madre separada super woman como la verdadera causa de su imnsonio sabor a chocolate.
Fue un viaje tranquilo, con pequeños sobresaltos y visiones sobrenaturales, pero tranquilo al fin al cabo, tanto asi que poco daño habia sufrido el bonito regalo dulce que habia querido llevarle a su amada como parte de una ciudad que ella tambien habría querido vivir, sabiendo que vivir es gozar y sufrir... Supongo que la peor parte vino con el amarillo chicamocha y sus curvas insoportables, ya cuando destellaba la mañana prometida, la cita esperada, el momento aquel. Desde ese momento sintió un poco húmeda una de las caras de la caja color vinotinto y agarraderas ergonomicas, el solo seguía concentrado en cumplir y hacer lo que quiso y soño. Incluso se dejo llevar por sugerencias y dejar que todo fuera perfecto, el no lo es, incluso tal vez no lo sea, y le alegra, aunque no lo entiendas. Lo conozco, y se que nunca, nunca desfacellerá, siempre luchará hasta el fin y siempre querra hacer lo mejor. Tal vez yo también iba en ese bus, y no puedo dejar de ver su amor tan puro, sus sentimientos tan claros, su realidad infinita, no puedo o si tal vez, pero el me hace siempre ser un poco mejor... a pesar de todo....
Pensaron que era otro regalo mágico. Pensaron que estaba muy enamorado. Pensaron que tambien tal vez ya no iba a saber lo mismo. Pensaron que no era necesario.
Le regaló flores, una cena romántica, mil dudas más, algo de trago, un bonito recuerdo, unas fotos sin sonrisa, un poco de el.
La última vez que lo ví pintaba en el aire mamarrachos que recordaban el sabor chocolate de su piel... su primer sabor, el único que no olvido, el mejor que quisiera disfrutar cada mañana al despertar.
¿Te acuerdas del miedo de esa noche?.... Sabes, aquí ahora lejos, no puedo olvidar ni dejar de sentir y ver el camino de regreso juntos a tu casa, ni el temblor de nuestras manos y corazones agitados, y sigo sintiendo lo mismo.
No soy bueno para explicartelo. No soy bueno en creermelo. Solo lo ví y aqui te lo cuento. No se cuantas tortas viajen en busca de su paraíso. Incluso no se si algún día se me ocurra alguna idea mejor.
Mas o menos por tunja le dió sueño, cerro un poco los ojos y nunca pudo dormirse. Siempre le pudieron mas sus ganas de regalarle su mejor parte a la niña de los ojos encantadores y sonrisa mágica eterna. Necesito seguir adelante con esta historia. Quiero un final feliz. No, no depende de que tu participes, incluso esta no es la historia de la torta. Sueño con que la torta algun día regrese a mi. Necesito tu aire. Tus Buenos aires. Hasta siempre torta. Hasta mañana corazón. Mañana chocolate aunque no sea lo mismo. No es necesario decirte que mi mejor parte va contigo, la otra la que aun no conoces, la que conociste mal, la que te falló, la que te confundió, la que te amo con locura, la que te desea de azucar a azucar sigue conmigo, andando el camino, construyendose poco a poco, cayendo y levantandose, sufriendo y gozando, aprendiendo a vivir, incluso queriendo ser siempre la otra mitad que complete a la otra bajo la unica premisa que sea tan deliciosa como tu. Hablo de la torta y de las mitades de las tortas.
Hablo de que te quiero. Algún día será igual. No hay vendas suficientes, pero algún día será igual te lo prometo.