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lunes, 5 de octubre de 2009

Nostalgia

Tenía una pijama de seda y cremas para la piel, había llegado a la
gran ciudad en busca de una plata perdida y el habia querido salvarla
de no dejarla un poco mas triste por ahi. El siempre antes que todo
recuerda la guerra que los dividió y las ganas infinitas de hacerle
el amor. Asi morirá. De repente la nostalgía los invade, separados por
una vida injusta y hecha para pocos, si todo fuera diferente... le
quedo debiendo una mesa de noche no para poner lámparas sino para guardar
secretos eternos, le llevó regalos de alguno de sus viajes, la persiguió
por la gran ciudad, le enseñó teorías geométricas mientras ella lo
besaba por la espalda. Aun a veces recuerda su coctel de medio día,
su cigarrillo inevitable, su andar de película, ella en el medio y todos
volteando a verla, la invitó a comida chatarra, le pidió perdón, tuvo
que reencontrarse, tuvo que perderse, la encontró con un arete en la ceja,
le ofreció que le comprara sus separadores. Esa ultima noche el la vio
dormir tranquila, con calma, agotada de algunas horas de viajes, y de
muchas negociaciones, la imaginó en alguna playa blanca del gran choco
negro y sintió envidia. Cuando despertaron, cuando ya era la hora
de partir se purificaron con agua barata, con agua preciosa, se tocaron,
se sintieron, se quisieron y en silencio, aunque no lo sepas, hicieron el
pacto de quererse cuando terminará esta guerra maldita. Tal vez creo que eso
ya habia pasado antes. No pudo ofrecerle más, es difícil ser un soldado
incomprendido. Es dificil luchar contra el enemigo. Incluso a veces
es imposible soportar tanta belleza en unas manos ajenas. Cada vez
que da la nostalgía se desconecta, toma aire y sigue siendo bella.
Ella fue su primer motivo para perder la cabeza.