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viernes, 29 de enero de 2010

Imposibilidad

Como no enamorarnos una mañana cualquiera de un día repetido.
Como ir y no tener ganas de no quedarme, de no irme, de no tener que decirte que
me hubiera gustado quedarme.
Como no enamorarnos repetida pero pacientemente de ese aquel que se vuelve tan buena pero absorbente compañía.
Como cualquier mañana me acuerdo del momento fugaz de un gesto que no es
nuestro para buscarle una excusa a este título de esta noche cualquiera.
Como poder recordar tanto, sabiendo el olor de esa calle, el murmullo de ese andén, el horario de esa tienda, la explicación necesaria, la película inolvidable.
Como inolvidablemente te me conviertes en compañía paciente que no ves, que no tocas, pero que  sientes.
Sientes el olor cada tarde a las cinco. Cada cinco tardes. Tarde que te encuentro, tarde que te vas como el día aquel que olvidé cuando empecé a sentirme culpable.
Te encuentro cinco tardes sin horario, sin explicación, sin película.
Vuelve. Respira. Pinta. Escríbeme.
Piérdete en mis ojos como algún día en que decidimos hablar de amor.
Ojos que aprendieron a besar pasito. Pasito cuando supimos como callar.
Calla y no digas nunca, nunca.
Terminaré estrellado. Peligrosa y misteriosamente estrellado.
Lleno de estrellas fugaces bajo el sol del chicamocha.
Tengo un cuadro de maderas de líneas negras donde sigo tu destino.
Atrás tiene tu nombre. Tiene aquel olor profundo que brilla en tu ombligo.
Flores para ella. Desayuno para mi.
¿Nunca pensaste que me hacías daño?
Hablemos de las fotos.
No es que no nos podamos amar.
Es solo que existe la imposibilidad.
¿Cómo escribir un post converso? ¿Cómo?
Amor, maldito amor.
Quiereme. ¿Cómo?