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miércoles, 11 de agosto de 2010

Yo no la maté

Se derrumbó como quien no quiere, cayó en dirección opuesta a sus deseos y al final pensó en lo rico que había estado el almuerzo del jueves último del mes en que decidió quererlo a fuerza, a fuerza de su voluntad, y ante todo con fuerza para soportar el invierno seco de aquel olvidado pueblo del caribe.
Nunca quiso decirle su verdad, y mucho menos contarle sus mentiras.  Era feliz siendo princesa en tiempos de la conquista, aunque nunca aceptó el destino de ser una cualquiera en los tiempos modernos.   Siempre que la ven, le preguntan lo mismo, y al final ella contesta lo mismo: un movimiento leve de ojos que contrastan con el mordimiento pequeñísimo de sus labios y claro, la lengua que siempre quiere sacarle a su entrevistador de turno.
Tiene los cabellos rizados, y no parece tan india, tan india catalina, pero guarda la malicia de los que no saben contestar preguntas ajenas.  Ella nació para responder las preguntas de los demás.
Sonríe muy de vez en cuando y cuando intenta parecer mejor, termina llendo a bailar en la playa más cercana.
Supongo que nunca la conocí y esta es una visión lejana de aquel pueblo donde alguna vez quise casarme. Así estas bien, le dije en mis sueños - no necesitas las mieles del amor, incluso tampoco que el amor te venga con miel.  Necesitas un poco de rock and roll y algo de decisión, o bueno algún indeciso que no te haga dudar.
La tarde en que se derrumbó supo para siempre que iba a morir en una cama de rosas después de su primera vez.  Y aclaro yo no la maté.

a petición de @13rosaleja

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