Sintió calor justo cuando se acercaban las siete menos cuarto, tanto que se vio obligada a quitarse su corona de papel de la corte y su traje de princesa para poder nadar en su pileta color cristal de agua salada construída por uno de sus viejos amores que aunque lo dijeron nunca terminaron siendo para toda la vida. Nadó tres horas seguidas tan solo porque le gustaba la cifra del tres y en el fondo era su clave secreta para permanecer inmune ante el olvido cualquiera. Decidió que lo esperaría con la mirada fija en el horizonte, soñando maravillas, tanto como debía soñar maravillas la mujer maravilla y haciendo cada cinco segundos la carita de emoticon pensando, y a su vez cada 2.5 segundos sacaba morbosamente la puntita de su lengua solo para provocarlo a miles de kilómetros de distancia. Era un movimiento sincronizado pues coincidia el movimiento de la lengua con la posición más lejana de sus ojos melancólicos e indios, respecto al punto más exterior de su morada lengua. Mirada descrestada hubiera escrito, si solo un pedazo de papel con su botella correspondiente se le hubiera atravesado en su camino. En el fondo hacia ese gesto porque sabía que a él le fascinaba, así nunca se lo hubiera dicho. Cualquiera que la hubiera visto esperando, de lejos fácilmente habría pensado que se trataba de una bonita flor esperando el sol. Nunca anocheció. Dos meses después cuando él llegó la encontró en la misma posición, a la misma hora, con el mismo calor, sabiendo a sal de izquierda a derecha y de atrás para adelante y en sentido contrario hasta el fin del mundo, y sobre todo la encontró dispuesta por fin a explicarle matemática y amorosamente porque el mundo giraba tan despacio mientras ellos se amaban a velocidades ultrasónicas. Ella lo vio llegar, cerró los ojos, tomó aire, respiró profundamente y sonrió. Soy Vidal pensó.
Vine a esta Plaza cuando llegué. Era como mi punto de referencia. También caminé por Corrientes y miré el Obelisco desde lejos. Para ese entonces la Plaza estaba vacía y seguramente con muchas menos hojas en los árboles. Recuerdo que me senté en la banca que estuviera más cerca a la esquina del departamento como para no perderme. Creo que ahora sé a donde conducen cada una de las calles que desembocan, que terminan o empiezan aquí. Ahora sé por que no había tanta gente entonces... era Invierno. Compré un yogurth y un alfajor: fué mi primer almuerzo. Aún acostumbro a hacer el cambio mental a pesos colombianos y muchas veces por cosas prácticas asumo que 5 pesos son como 5mil pesos y prefiero no gastarlos. Ese día no tenía idea de nada, incluso de lo que había dejado atrás. Cuando uno dice que tres meses son poco, puede ser una conclusión muy lígera. Es más, no se puede escribir al respecto. Aún no sé cuando volveré. Tengo hambre como ese día. Quiero un poco de Colombia aquí conmigo, tal vez la quiero a ella. Es cuestión de que pasen los días. ¿Cómo explicar tanto en tan poco? ¿Cómo poco es tanto? Aquí había un balón gigante pienso cuando miro al fondo de la plaza. Son las once y treinta de la mañana en Colombia. Hay algo en mi mundo. ¿sos vos en mi mundo? Gracias Santa Maria de los Buenos Ayres por estos 3 meses.
Escrito en Plaza San Martín. Buenos Aires, Argentina Viernes 8 de Octubre 2010
Verbo sin sentido que significa mucho. Estado no registrado en la vida de animales bípedos.
Pensaba yo a veces, así como cuando se decide a pensar, que los verbos no traducen nuestras emociones, y que nuestras emociones no se pueden traducir en verbos, por lo tanto yo no estaba pensando. Te estaba pensando que viene a ser algo completamente igual que diferente. ¿Te acuerdas cuando ví el carro de volver al futuro y salí corriendo? Olvidé mencionar que tenía una camiseta blanca y un lapicero para anotar datos inútiles, no se dice lapicero, se dice birome. Ma hace falta todo. Todo mi mundo. Decidiste que el futuro no es un carro y que en el fondo Marty Mc Fly nunca será un buen partido. Yo no viajo en el tiempo, pero cuando me dí cuenta ya era demasiado tarde para saber que el auto había partido, así como cuando un carro parte y nadie se dá cuenta. Aquí no hay montañas, hay un horizonte claro que si intentas alcanzas a ver desde allá. Querido lector: esta claro que no voy a decir aquí que significa fireflear pero quiero decir que de alguna forma no signifca un verbo, no tiene tiempo ni lugar, e incluso no estoy hablando de lo mismo. Bueno me voy a explicar solo para que tú me entiendas: amo fireflear cada tarde y tarde por cada vez que dices amo. ¿ya dije que extraño las montañas?... y las extraño mucho. Rio te he escogido a vos she. La parte que sigue a estas letras es más fácil de entender: Gracias, es hora de ir al futuro aunque el mundo ande muy lento, lo peor es que sho lo sé. Mundo. Escribiré mundo mil veces.