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domingo, 20 de febrero de 2011

Cuando uno no puede comer wraps

Le dió rabia que la comida no estuviera a tiempo, incluso pensaba que habría sido mejor pedir lo del cartel de la ventana..
"Esta tarde va a llover", le dijo él.  Eso, eso también había sido planeado, pensó.
Se guardó un alfajor en su mochila y le preguntó por su profesor.
Nunca, nunca pudo disimular que había esperado ese día por un año eterno e incluso por una distancia inagotable. Estaba ahí para darle un abrazo.
Pero entendió que un abrazo no dura pocos segundos, puede durar un almuerzo, puede ser.
Tenía las uñas rosadas, la mochila nacional de colores play y su corazón en otro lado.
El sólo alcanzo a darle un abrazo tímido y a tratar de explicarle por que estos aires son mejores. Seguro ella no le entendió. Seguro no le importó. Seguro él no supo explicarlo.


Pensé que este post iba a ser mejor.
Sabes?  Ahora tengo un vacío que no sabré nunca como llenar. Lo tengo desde ese día.
Y bueno, aprendí que no tengo que decir más porque no se decir menos...
Por eso tampoco escribo cartas de amor.
Sos tan diosa, sos tan churra.
Te pensé, te imaginé... te... y no sé si sepas a café pero me lo debes...
Me quedé con otro olor que no sé donde encontrar...
Vijte? me quedaron debiendo el mango pero no olvido el plátano.


Al final es solo un click más. Un poke menos.  Touch me.
¿será que no nos alcanza el tiempo para hacer negocios?
Y mentí, no es en cualquier otra circunstancia... es en esta:
cuando uno no puede comer wraps.

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