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viernes, 18 de marzo de 2011

Biutiful


Siempre que compraba un libro, ese mismo día, en su última hoja ponía el lugar y la fecha.  Fue una rutina que repitió siempre, le ayudaba a recordar momentos felices, le ayudaba a soportar su silencio y de lejos le permitía cantar sin temores.
Era un buen año que empezaba lejos, que no empezaba igual en todos lados pero que estaba lleno de cosas significativas, y a pesar de todo el nunca lo espero.  Podría ser solo un año más o seguro el más significativo de todos. 
Dependía de los impulsos, pensaba siempre que el colectivo rodeaba Plaza Italia, tomaba Sanfa Fé y se encaminaba por los bosques de Palermo. Sus ganas terminaban al tener que dar vuelta a Aeroparque: los aviones le gustaban.
Pasa que las ganas se terminan.
La última vez que lo vieron andaba de la mano, por Parque Rivadavia, de la niña más biutiful que conoció.

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