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domingo, 17 de abril de 2011

Teoría de los Velos.

Perfecciona. Incluso tu don de fluir.
No tomes Coca Cola: Embriágate con ella.
Viaja en tren. Detesta el subte (por lo menos, una vez a la semana.)
Enamórate de las excusas. Solo de las tuyas.
Haz que tu teoría sea un enjambre de telas de las más desconocidas texturas.
Derrúmbate con su sonrisa.
Ve al banco a cambiar monedas, y recoge las de cinco centavos en la calle.
Lee a los grandes.
Vuelve al cine e intenta disimularlo.
Ponte una corona de papel like a princess. Like si tuvieras cinco años.
De postre: Dulce de leche.
Cuélgate de un árbol en un dibujo inconcluso.
Escribe un libro: Por lo menos escribe que quieres escribir un libro.
Los velos nunca ocultarán tu belleza, de eso, supongo se trata.
Quédate sin aliento justo cuando la veas de espalda y sientas que ahora tu eres parte de la teoría.
Entiéndelo de antemano: esta teoría no tiene respuesta.
Nadie descifra el tiempo perdido.
La química no importa, importa la transparencia y la calidad del velo.
Toma vino solo.
Y si quieres agregarle un factor más: no te quites los velos, simplemente haz que nadie más los vea.

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