Esa tarde fueron a ver el rio, ese que sube y baja, ese que termina, se revuelca y cae en cualquier selva, en cualquiera no, en la más bonita.
Sin embargo ese no era el plan y este no es el título para este post, se merecería un nombre un toque más japonés tal vez. Y no lo era porque era un plan de domingo. Los domingos solo eran partecitas del lunes o proyectos del sábado a la noche.
Ella, los domingos se dedicaba a poner puntos amarillos sobre el rojo que nadie entiende y a arrojar papelitos muy blancos al vacío del azul Rosario.
Descubrieron que el río avanzaba más rápido que el tren, que el verde pasto sabe a olvido y que la cumbia y la samba son cantos de placer prohibido.
Así como nunca pensaron en ir, cuando cayó el sol, tampoco pensaron en volver.
Y es que el rio de allá hace parte del de acá.
- Te llevaré a navegar. Dijo él.
- ¿A donde? Pregunto ella, mientras limpiaba sus manos de porcelana mestiza del pescado crudo del almuerzo.
- A una playa infinita desde donde se divisan elefantes rosados que escriben y respiran profundo. Contestó él.
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viernes, 27 de mayo de 2011
jueves, 5 de mayo de 2011
Otoño
Otoño es cada hoja que cae y vuela
Que vuela, cae y se pisa.
Es cada paso del sol a la lluvía.
Es la lluvia que cae después del sol
Es el después del calor, y el antes del gris.
Otoño es amarillo.
Como un tubito de Windsor & Newton para tu cumple.
Amarillo emoción y verde naturaleza.
Pero también es rojo sangre y tardes de naranjas.
Otoño es también esperar lo que no quieres.
Lo que no quieres y lo que podría ser.
Se pasa rapido, se respira hondo.
Otoño es tan bonito que quisieras tener su foto siempre.
Ahora viene el frio.
Se acabó el bello abril. Angel vuelves a brillar.
Otoño es como tu viaje eterno.
Eterno es el aire.
De lejos está claro que tu en cambio no eres Otoño,
tienes cara de Primavera.
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