La H es un puente entre dos columnas. El camino entre dos montañas.
El cuello que une la cabeza con los pies.
La H también es silencio, es callarse, pero disfrutar de no
decir nada.
La H es un viejo hospital dónde suenan canciones de amor
para reparar corazones partidos.
La H sobre y hace falta. A veces estorba. A veces quiere
hablar.
A veces la usan y la abusan, y ella sigue ahí firme,
escuchando.
Tiene el poder de la dualidad, de poder mirar hacia sus dos
lados.
Y de no dejarse caer. Y si pudiera caminaría para encontrar
su destino.
Que suena, que no suena, ella prefiere cantar.
H de hacer que puedes escribir en un acer.
Eres no lleva H.
A veces en la mitad se ve bien, en el comienzo no tanto.
Y no le gusta ser del fondo.
Bien podemos omitirla de vez en cuando, que nos ahorra
explicaciones que nadie entiende, como dejarla tranquila, que no la jodan tanto
porque si o porque no.
La tuya la olvidan, la mía la imponen por lo general.
- Sin H, por favor! Como suplicando.
Vampiros observadores que tampoco necesitan de ella.
Y es que hablar de sus combinaciones puede ser una
conversación perdida.
Un error humano.
Ella está o se va. Se escapa. Pero está.
Al comienzo, cuando ya volteado para revisar sobre el papel,
me la encuentro HEr…
Estoy hablando de ella. De él.
Cuatro letras más y no dejas de ser Hermosa.
Si cambiamos el inicio de perdernos iremos en la misma dirección.
Ahora se que a la H no que hay que morderla.
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