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domingo, 15 de agosto de 2010

Cuatro Horas

Ahora dudo si ella estaba temblando al final o al comienzo de estas cuatro inolvidables horas. La recuerdo protegiéndose de la lluvia, y en el fondo, de cualquiera que pudiera hacerle daño. Y es que su apariencia de muñeca de la boca de fresa no le impedia fabricar sus propias leyes, claro, para que cualquiera supiera quebrántarselas.
Se dejó besar queriéndolo, y al final tampoco le importó que aquí no fuera a aprender más frances que de costumbre. Se metió en su cama cuando eran la una; a las y media le contó que se iba a casar y a las dos salió rumbo al sur, de donde espera él, que ya haya llegado.  A las dos y treinta se fue al pacífico y a las tres se quitó la blusa.  A las tres y treinta ya era demasiado tarde: se había enamorado de su locura.
Nunca fueron las cuatro; faltando veinte le cantó su vallenato.  Un cuarto menos para las cuatro pidió una tercera vez, y solo, solo faltando cinco lo eliminó para siempre de su vida.
La culpa seguro es también de él, que le permitió besarlo de vez en cuando.
Nunca se tomaron un café.  Y lo más preocupante nunca nadie supo, ni sabrá, que pasó entre las 12 y las 0. Podría volver si quisiera y llegar si la invitaran.  Es posible que le mande una foto congelada.
A las 3:59 salió a tomar el metro rojo hacia su realidad y aunque quiso disimularlo bajo sus prendas intimas y femeninas, estaba temblando de ira, de locura, y de desesperación, le pregunto tres veces si se iba, y él nunca supo como responderle, quedo callado contemplando sus manos bellas de porcelana que temblaban en el aire y se quebraban en pedacitos.  Fue el minuto final.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Yo no la maté

Se derrumbó como quien no quiere, cayó en dirección opuesta a sus deseos y al final pensó en lo rico que había estado el almuerzo del jueves último del mes en que decidió quererlo a fuerza, a fuerza de su voluntad, y ante todo con fuerza para soportar el invierno seco de aquel olvidado pueblo del caribe.
Nunca quiso decirle su verdad, y mucho menos contarle sus mentiras.  Era feliz siendo princesa en tiempos de la conquista, aunque nunca aceptó el destino de ser una cualquiera en los tiempos modernos.   Siempre que la ven, le preguntan lo mismo, y al final ella contesta lo mismo: un movimiento leve de ojos que contrastan con el mordimiento pequeñísimo de sus labios y claro, la lengua que siempre quiere sacarle a su entrevistador de turno.
Tiene los cabellos rizados, y no parece tan india, tan india catalina, pero guarda la malicia de los que no saben contestar preguntas ajenas.  Ella nació para responder las preguntas de los demás.
Sonríe muy de vez en cuando y cuando intenta parecer mejor, termina llendo a bailar en la playa más cercana.
Supongo que nunca la conocí y esta es una visión lejana de aquel pueblo donde alguna vez quise casarme. Así estas bien, le dije en mis sueños - no necesitas las mieles del amor, incluso tampoco que el amor te venga con miel.  Necesitas un poco de rock and roll y algo de decisión, o bueno algún indeciso que no te haga dudar.
La tarde en que se derrumbó supo para siempre que iba a morir en una cama de rosas después de su primera vez.  Y aclaro yo no la maté.

a petición de @13rosaleja

martes, 3 de agosto de 2010

Otros Aires

Desde ayer y por algún tiempo, para evitar confusiones obvias escribo un nuevo blog, un poco más real y con frases tal vez más coherentes.  Un blog para contar de otra ciudad y otro país, más del lado de aca que de allá, pero con la sensación misma de que sale de adentro.  Una aventura por los nuevos buenos aires y mis impresiones, a veces lígeras y no tan profundas, de esta nueva experiencia.
De antemano gracias por leerme.  Aquí entonces seguiré publicando cosas sobre el desamor supongo.


Vtooto at Baires
http://vtootoenbaires.blogspot.com

jueves, 29 de julio de 2010

Tu nombre se ve mejor de azul

Muy seguramente solo un tren los podía unir, puesto que cada uno está buscando por su lado, tal vez, un deseo que aún no se ha pedido.
Vino el tiempo del parque y el deporte, de los ojos profundos y las palabras necesarias.
Se acostumbraron a trasnochar, a decir cosas imposibles y muy seguramente, a construir la biblioteca de sus coloridas vidas.
Luego se vieron para almorzar e intentar imaginar el sonido del tren en el horizonte perdido de un nuevo barrio de la bogotá que quedaba al otro lado.
La quiso como pudo, como debío y seguramente como le permitió aquella tarde del verano pasado.
El en su primer invierno no olvida su voz tierna y rola, su arranque profundo,
su flor de piel, su todo y su porque - mk por qué tan poquito - ha consultado de vez en cuando a cuanto pájaro azul se le aparece en la ventana que acostumbran a cerrar.
Hicieron una lista de cosas posibles para hacer antes de.
Cambiaron desayunos por almohadas y frases cursis por confesiones al grano.
Al final, no sin antes de, gritaron en silencio "al infinito y más allá". Fue su película de la amistad de nunca acabar.
El tren va y se devuelve.
Desde entonces la recuerda en cada taza de café, café poco parecido, que se toma para iniciar sus días, en cada buen recuerdo y en todos los posibles buenos deseos que deja cada tren que arranca y se detiene y de vez en cuando lo guían.
Lo ví caminando por corrientes, recordando y extrañando el momento mágico en que le dijo que su nombre se veía mejor con azul.

domingo, 18 de julio de 2010

Corrientes

Vianey nunca apareció.
Hoy llueve lo suficiente como para ponerme nostálgico de un ayer, de un antes que no se fue.
Recuerdo haberte escrito una carta desde siempre en un viejo edificio al fondo de este mismo. Eran otros años y claro, mis ganas de estar aquí.
Era bueno soñar con un futuro que sabia no existiría.
En el camino de regreso a este ojalá, recorrí el camino de nuestras ciclos un domingo cualquiera, cualquiera y reciente en el que terminé jugando fútbol y escuchando cantar dont speak.
Los verdes campos y la gran universidad.
La capital y el después.
Galerías y Nicolas.
El triángulo de las bermudas, aterciopelados y el pacífico del town.
Desde este salón en mi última clase, en el sueño que me inventé te dejo esta constancia del querer complacido, de la misión completa y del nunca incompleto. Claro de lo que nunca fue.
Para mi la nacho es un poco eso, tu y el frio de siempre.
Bueno además es el pronto de un porque.
Cada cual así no mas, más no cual cada si.
He de volver como tu habrás de soñar.
Misión cumplida Vita.
Queda solo entonces lo que supongo falta por hacer en lo que escribí en esa vieja carta: iremos a conocer la luna. Ya estudié en la Nacho.
(Bogotá, Mayo 2010 - Edificio Postgrados UNAL)


Debería hablar de calle Corrientes. Pero once ya no suma con seis. O por lo menos a mi ya no me resulta. Debería ponerte una foto.
Debería buscar a los chicos que venden flores. Pero no, solo voy a entrar a la librería y esperar que te me aparezcas en forma de palabras.
Si hace mucho frio, viene un viento helado, supongo del rio, y aún no sabría ubicarme. Pero viene, te mece y te deja en el mismo lugar.
Si, si es la misma calle. Y esto, esto es Buenos Aires.
No voy a hablar, voy a querer que siempre vengas para irnos a caminar por ahí.
Claro, aquí la corriente es diferente.
Sigue el hilo y esta comunicación. Te llevará al mar.
(Buenos Aires, Julio 2010 - Calle Corrientes)