Aquí estoy yo caminando sin tocar el piso, esperando mientras ella espera.
Pensando en otros idiomas, en otros mapas, en otros puertos.
Cruza las piernas blancas, mira la pantalla de su teléfono, se detiene en la pared y lee en francés. Disimula.
Levita, como el agua de color agua de panela que toma.
Tiene ojos azules y uñas rojas, habla en argentino.
Y es que aquí puede ser que no sepas lo que habla el de al lado y que tal vez lo que escuches sea solo el eco de un tiempo que no coincide con el tuyo.
Pantalón gris. Calor en las piernas.
Es aquí y allá al tiempo y las palabras que quedan flotando en tres metros de distancia.
Bufanda fuscia. Bolso grande.
Soy yo encontrándome en palabras y teorías imposibles.
Es la ilusión líquida.
Es tanto azul flotando y tan arrebatao.
Es la gata, es la valiente, es la piel de tigre en sus zapatos invisibles.
Es la cumbia, el tango, el candonbe, la cintura, el taco, la birome, la postal
y el ay not dead.
Mejor aún, el aquí feliz estoy yo sin tí.
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jueves, 29 de septiembre de 2011
viernes, 19 de agosto de 2011
Destino
Se vienen los verdes, los amarillos y los besos pasito.
Se oye la música de arrabal.
Los destinos que van al sur nunca concuerdan con el norte.
Y de repente la nostalgia que te invade y la voz aquella susurrando al oído: ven a visitarme.
Las sonrisas, los soles, los cines.
Las montañas que nos gritan. Tu.
Los besos robados, los abrazos y la comida mexicana.
La hermosura a flor de piel, las clases y los otros destinos.
Tus ganas infinitas y el olor de esa calle de la universidad que no olvido.
Hoy vuelvo a decirte hermosa.
Hoy vuelvo a desearte que siempre llegues a tu mejor destino.
Este post sabe a compota.
domingo, 14 de agosto de 2011
El tan.
Colores que se entremezclan en blancos que no ves.
Cables que no ves en conexiones que existen.
Rojo sobre negro.
Metros fue lo que quise escribir, incluso pasos.
Pasos que se pierden cuando volteas en la esquina que no cuadra.
La calle que termina donde todo empieza.
El empezar de todo aquello que no termina.
El término como capítulo borrado del guión.
Una montaña, dos montañas, tres montañas.
Digánle a ella porqué me fui.
Poco a poco entiendo el tres.
Uno nunca podrá entender el tan.
Go.
Cables que no ves en conexiones que existen.
Rojo sobre negro.
Metros fue lo que quise escribir, incluso pasos.
Pasos que se pierden cuando volteas en la esquina que no cuadra.
La calle que termina donde todo empieza.
El empezar de todo aquello que no termina.
El término como capítulo borrado del guión.
Una montaña, dos montañas, tres montañas.
Digánle a ella porqué me fui.
Poco a poco entiendo el tres.
Uno nunca podrá entender el tan.
Go.
sábado, 6 de agosto de 2011
Esmerto
Es la única forma que tengo de enfrentarme conmigo mismo, relucir mis verdades y sacrificar pensamientos. Porque no existe otro como yo, que piense como yo, que sienta como yo, que ame como yo, sin amar de verdad y odiando de a poquito.
Si llegan a descubrir que yo lo maté me condenaran al encierro de nuevo, a encerrarme con el sol de mi cuarto y las ganas de dormirme llorando noche tras noche. Es difícil ocultar la verdad y asumir el reto de controlar palabras acciones y cosas. No se porque esta noche no siento mis manos, y la pistola sigue en el mismo sitio, a la vista de todos! esperando que la descubran y me culpen directamente sin pensar el alguien más.
Ya ni se que esta bien, ni cuantos meses faltan para volver a asesinar. Sería mas facil dispararme a mi misma, pero ya no siento las balas en mi cuerpo y estoy hecha huecos de la manos a los pies, dejando intacto mi rostro para ocultar heridas. Siempre encuentro complice, siempre encuentro ocasión, siempre deciden aventurarse al callejón oscuro sabiendo que me encanta sacrificar sus bonitos pensamientos hacia mi en la misma cuadra, a la misma hora y cuando los tragos me hacen olvidar el temor, ya no quiero seguir así, pero no tiene sentido dejar viva tanta gente! sería mas facil desenterrar los cadáveres y preguntarles ¿Qué paso, por qué me miran así? por qué no se han desgastado sus ganas, porque sonríen!, por qué me atacan de a poquito con el dulzón sabor de labios muertos, si tan solo tuviera unos años menos y unas canas más estaría dispuesta a confesarlo, a gritar en otro lugar diferente al encierro que el amor no es más que la satisfacción que se encuentra después del sacrificio, después del disparo y antes de la muerte.
No me queda mas que esperar, en la silla, respirando de a poquito.. a que llegues como todos los días a preguntarme por qué sangran mis manos, por qué escribo con los pies, por qué mi mirada sigue siendo triste y como todos los días pueda responderte con un beso cálido y decirte que si curas mis heridas puedo vivir un día mas y esperarte moribunda en la silla para que me alientes a sacrificar hombres y pueda amarte de verdad.
por Tuiza
lunes, 25 de julio de 2011
Invierno
Se escondió detrás del mostrador de la esquina más cercana sin pensar en el paso siguiente, mientras un viento gris, frio y potente avanzaba a toda velocidad por la calle de los cafés olvidados. Era una tarde cualquiera de sol invernal, un día más, unas horas menos, una excusa más para evitar caer en sus pensamientos.
Cuando el viento pasó frente a él, se convirtió sin pensarlo en una fuerte llovizna diagonal y transparente, de esas que golpean fuerte, rebotan y vuelven a caer en sentido contrario.
El invierno llega así, anunciándose siempre y con ganas de aparecer en el momento menos pensado, por lo menos aquí, pensó.
Esperó minutos eternos mientras pensaba en la mañana aquella en que nunca dejo de llover mientras llegaba el tren de las once. Espero tanto que contó sus recuerdos, los amarró con un suspiro y se fue en la misma dirección de la carrilera hacia El Dorado jamás encontrado.
Recordó las tres teorías, vio la nube gris sobre Constitución, el sol sobre Libertador, el alma sobre el rio, se tomó otro café imaginario, oís, y recordó sus montañas.
No pasaron más de treinta minutos hasta el final de este cuento: la escena de la esquina se la inventó el mismo día que esperaba el tren, que también llovía y que marcaba el fin del otoño bonito.
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