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domingo, 16 de julio de 2006

Encanto

Ella entonces estaba más linda que de costumbre, y despues del bus cotidiano con vallenatos y conductores que no se saben ni conducir, calles despedazadas y chocolates no entregados, sentí el corrientazo en mis manos, ella estaba más cerca que de costumbre, más encantadora que lo que la costumbre puede llegar a ser y sus manos tal vez frias, frias pero bonitas, tal vez tambien electrizadas rozaban las mias, y no es que haya sido el momento para no olvidar, fue la sola sensación de sentirla y de dejar esto para el más alla, más lejos de mis pensamientos y de las razones que no me darian a mi nunca la razón, nunca me la dieron, su desayuno ya debia estar algo frio y hablabamos español sin quererlo.
Si, debo reconocerlo, mostre mis cartas sin quererlo, antes de tiempo, quizas y tal vez, prometer hablar de ellas, de ella o de las otras, me niega posibilidades más remotas, más profundas, incluso me niega a hablar de mi, y no es que no este hablando de mi, es la sola sensación del querer decirle todo sin decirselo, ahora y despues de tanto tiempo, debimos haber cogido rumbos diferentes y esperar nuestro encuentro a través del tiempo y del más allá, pensamientos que vienen y van, ella que nunca supo lo que sentia y un encanto para seguir viviendo.

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