Buscar este blog

martes, 15 de septiembre de 2015

Amaranta (IV)

Era blanca como la nieve. Era ella y era nada.
Fue cada segundo que me dejó respirar.
Salvarla de la torre de cristal, partirla en mil pedazos.
Dejarla en corrientes.
En el rio Magdalena.
En las cartas inconclusas del coronel.
Las postales, los piercing y el tatuaje sobre el torso desnudo.
Las estrellas que dejan de brillar.
Las postales.
El fernet.
Costanera en bicicleta.
Las ideas.
Vos sos tan incierta.
La niña encantada.
La princesa hastiada.
Las rodillas para nunca dejar de intentarlo.
El último suspiro.
Comerse las paredes.
Resucitar.
El amor no creído de Aureliano.
Los hijos con cola de puerco.
La tierra mágica.
Palermo.
Comprar revistas en Palermo.
Comer Don Satur en Parque Centenario.
Iguazú.
El matrimonio de la otra vida.
Nena, Confiá.
Los 100 años que ya no serán de Soledad.
Ya nos veremos en algún lugar, en alguna fiesta, en cualquier ciudad, cuando me hables con el corazón.

No hay comentarios. :

Publicar un comentario